“Comunicar, en pie sobre una huella”, Irene Viñals

Irene Viñals

Ponencia presentada en el III Encuentro Internacional de Títeres en Femenino, que tuvo lugar en Bilbao-España, desde el 13 al 22 de noviembre de 2009. La ponencia se desarrolló dentro de las actividades programadas en el Foro Femenino, uno de los ejes desarrollados de este Encuentro.

Comunicar, en pie sobre una huella

Voy a leeros la definición de la palabra Comunicar según el diccionario.

 Comunicar:

                -Dar participación a otro en lo que uno tiene.

                -Propagar, difundir, informar, conversar, consultar.

                -Tratándose de cosas inanimadas, tener correspondencia o pasos           unas con otras.

Quisiera ahora identificar cada uno de los términos:

1º Dar participación a otro de lo que uno tiene:

Tengo un montón de cosas intangibles que son verdaderamente importantes, a saber: amor , ternura,  ideas, pensamientos, reflexiones, recuerdos, historias, proyectos de futuro, decencia y coherencia que son bienes escasos y que hay que trabajarse a diario, fortaleza y empuje, ganas de vivir intensamente, a veces rabia o dolor o compasión y seguramente muchas más cosas tal vez no tan positivas pero que no se encuentran en mis haberes cotidianos.

Y tengo otro montoncito de cosas tangibles pero que no me pertenecen: padres, hermanos, hijos, nieto, un techo dónde vivir, una escuela donde desarrollarme, un compañero del alma, un puñado de amigos, libros, música elegida, y el pan de cada día que me gano con el esfuerzo.

Y tengo algo fundamental, mi haber íntimo, algo que me gano a pulso día a día y es una batalla de la conciencia, y es una batalla ardua, me tengo a mí misma y a mi condición de mujer trabajadora de este oficio tan devaluado que es el teatro.

He escuchado muchas veces la frase “lo que hago no es lo que soy” en este caso no es cierto, lo que hago es lo que soy, porque no sabría hacerlo de otra manera, porque elegí una forma de vivir,   todo en mí está en función del teatro en cualquiera de sus manifestaciones, escribo, creo, aprendo, dirijo, enseño, busco, hago y deshago, me enfado y me comprometo, me sublevo y me muero de amor por los rincones y me duelen los huesos de tanto recorrer el mundo con el teatro a cuestas. Los de mi columna vertebral rozada y aplastada de cargar y descargar, los huesos de mis pies cansados de transformar mi asentamiento, los  de mis manos  y brazos con nombres preciosos que han hecho hábilmente su labor de acompañar mi idea. En fin. 34 años de trabajo intenso que no son más que la primera parte de mi conjunto.

Y esto es lo que tengo y os hago así partícipes  para empezar a comunicarnos.

Porque comunicarnos es el ejercicio más serio y responsable que tenemos,  es abrir el abanico de vivencias es, cómo en el teatro, la única posibilidad de conocer intensamente otras vidas con todos los sentidos incluso el de la reflexión, que debería ser un sentido el sexto, porque da sentido a todo cuanto experimentamos.

Este es un ejercicio inherente a la condición de mujer, encargadas siempre de dos ejes fundamentales y vitales para el ser humano: alimentar y transmitir. Y no he hablado de engendrar, porque ese es otro ejercicio que, por suerte, ya corresponde al de la libre elección.

2º Propagar:

Multiplicar por generación u otra vía de  reproducción. Extender, dilatar o aumentar una cosa o los efectos de ella. Extender el conocimiento de una cosa.

Está claro. Esta para mí es la base de nuestro trabajo, cuanto más se sepa mayor será el conocimiento y especialmente mayor será la repercusión y la onda expansiva.

El trabajo del oficio y la experiencia vital en nuestro caso es inseparable y el reconocimiento de esto es lo que multiplica por generaciones nuestro esfuerzo.

En nuestro caso la visión del mensaje debe ser cuidada, inteligente,  amplia, tangencial y con la sabiduría  de saber  que a veces menos es más.

Aquí no se trata de caudal sino de impregnación.

Cómo mujeres dicen que debemos manejar bien el hilo y la aguja, vale, pero como mujeres efectivas, no deberíamos dar puntada sin hilo.

Formar y trans formar es nuestro mejor oficio y si es de forma creativa y fuera de los parámetros convencionales, más inquietud despertará el hecho.

Para transmitir debemos primero reconocernos y reconocer ,extraer las pautas, y separar la paja de la aguja,   porque es la aguja la que teje las redes.

La paja sólo aumenta el desorden.

Los objetivos han de ser: pequeños, cuidados y exactos.

Ya no se trata sólo de informar sino de formar.

La conciencia de la propagación nos obliga a definir y encauzar los mensajes y esta ya es otro tipo de tarea.

3º Difundir

Las redes tejidas a base de historias. “Cuentame un cuento y verás que contento me voy a la cama y tendré lindos sueños”esto dice  una canción, pero hay otra: “ sueño con serpientes, con serpientes de mar, serpientes mar e infierno tengo yo”, son dos tipos de sueño. Pero en ambos casos son sueños con substancia. En ambos casos la fábula ha traspasado la frontera de lo real y se ha convertido en un hecho vivenciado.

Difundir cuantitativamente no acrecienta la vivencialidad.

Difundir los hechos partiendo de la fábula sutil crea el efecto de veracidad.

Y especialmente despierta el interés de quien lo lee lo mira o escucha.

Hay que buscar el modo de dejar de ser cifras o luchadoras anónimas porque provoca el distanciamiento.

Tenemos nombre y apellido, tenemos y hacemos historia, hacemos historias cercanas, pequeñas y grandes pero sin dudarlo las historias de mujeres despiertan una admiración indiscutible.

¿Que hombre no ama a su mamá?, ¿que mujer no busca referentes donde apoyarse?

No todo el mundo ansía la verdad. Pero todo el mundo coquetea con las fronteras de lo invisible.

El paralelismo es claro: leemos cifras o atravesamos el espejo como Alicia.

Difundir: exparcir, derramar; dice el diccionario.

Entonces podemos hacer la acción de  difundir   como cuando se le da de  comer a las gallinas, esparciendo semillas o difundirnos como gotas de lluvia sobre un lago calando hondo y creando ondas expansivas a su alrededor.

Una migaja de pan  no quita el hambre, pero una gota de agua en un desierto no sólo mitiga la sed, nos puede salvar la vida.

4º Informar

Durante un período de mi vida,  trabajé como periodista, y descubrí lo fácil que es hacer una noticia incluso cuando esta no existe. La premisa era informar y cuando no había que informar había que deformar. Fue un triste pero gran aprendizaje. Cuando tuve mi primer grupo de teatro vivía con un periodista que, a pesar de mi pudor, cada vez que el grupo hacía algo  como ir a 20 kms, por ejemplo, él enviaba una nota de prensa. Eramos una compañía inexperta, mediocre, con bonitas ideas, pero muy joven y aún poco preparados, vivíamos en una capital de  provincia, de las más pequeñas y desapercibidas del territorio. Sin embargo salíamos en los periódicos nacionales, en las agendas o en cualquier otro sitio.  Y crecimos.

Nosotras somos hormigas obreras, incapaces de levantar la cabeza para adquirir visibilidad.

Es un error. Y yo soy la primera en cometerlo. Eso debe cambiar. Debemos informar constantemente de nuestras vidas.

En inglés no hay diferencia entre el ser y estar el verbo es to be, en español si. Si una no está no es. Hay que tener presencia,  hacerse presente.

La presencia continua da continuidad.

Y nosotras necesitamos continuidad.

5º Conversar

Recuerdo a una cajera de un bar de hospital, los bares de los hospitales están llenos de historias dolorosas y ellas, obviamente,  se mantienen al margen. En esos días andaba yo percibiendo cosas que nunca había percibido y era cómo si viviese cada historia humana desde la distancia. Ella sin dudarlo tenía un mal día y estaba sumergida en su universo. Pero yo me di cuenta y la miré, cuando fui a pagar me detuve y le dije: el mundo es muy grande y esta lleno de personas, pero al final somos todos iguales, sufrimos y nos alegramos por las mismas cosas y todos buscamos lo mismo, no te quedes ahí en la tristeza, podemos hacer más grande nuestro propio mundo, levanta la cabeza, abre los ojos, sigue buscando porque las posibilidades que la vida te ofrece son infinitas.

Ella, entonces,  me miró, ella me escuchó y ella  me contesto: gracias, es usted un ángel azul.

Yo me quedé tan impresionada como ella se quedaría y nuestra conversación quedó allí. Pero a mí me sirvió, me llenó de serenidad y de fuerza. Yo no creo en los ángeles pero me encantó ser azul.

Este ejercicio de conversar con desconocidas es muy interesante.

Conversar: habitar en compañía de otros, según el diccionario.

Habitar, ocupar una parcela pequeña en la edificación de la identidad de cada ser humano.

Porque  las personas nos hacemos con el diálogo, nos comparamos, desarrollamos nuestro espíritu crítico, nos edificamos. Todos hemos escuchado la frase “ha sido edificante”, pero nos hemos preguntado ¿cuales son las cosas edificantes?¿ qué nos edifica a cada una? Podríamos hacernos la pregunta al revés y sería curioso el resultado ¿Qué nos deshabita?

Y no es quien, nos deshabitamos por falta de algo no de alguien, y si es de alguien, en todo caso es de nosotras mismas. Y si nos deshabitamos de nosotras es que no nos estamos escuchando, no estamos conversando.

Las cosas físicas no son las que nos habitan, son los recuerdos, los fantasmas, los sentidos, las sensaciones, las emociones y esto lo descubrimos con otros en la comparación, en el reconocimiento. Y es  lo que nos edifica, nos hace encontrar y crecer.

El diálogo es vital, pero no es un ejercicio vano, quiero decir que debiera carecer de vanalidad.

Y  sí por un momento pensamos que las cosas pasan sin más, o que es un tiempo perdido. Y no está el mundo para perder el tiempo, entonces sí es una acción vanal.

Quiero decir que perdamos el tiempo, que lo perdamos conversando con nuestras mujeres. Porque no es una pérdida es un encuentro.

En una clase de teatro infantil, al terminar un  trabajo con objetos,  pregunté que habían sentido y una niña de 6 años me contestó muy conmovida: emoción. Me sorprendí y le volví a preguntar: que tipo de  emoción y me dijo: artística por supuesto. Como cuando me golpeo.

Esta misma niña la clase siguiente quería hacer play back, y yo le explico que tenía que aprovechar lo que sentía y darle forma nueva para que los demás también pudieran sentir con ella, y me dijo: ya entiendo, lo que quieres decir es que haya un conflicto, sino es insustancial. ¿Cómo vamos a aprovechar el tiempo, el que nos toca vivir si no lo conversamos? Si una niña de seis años nos puede, en un segundo, entregar tantas claves.

Si no vemos y oímos y sentimos ¿cómo vamos a habitarnos? y ¿cómo vamos a abrir las puertas para dejarnos habitar? y ¿cómo vamos a habitar en otros?

Nosotras no somos madres, somos personas con un hueco en el vientre, con espacio y paciencia suficientes para edificar tantas cosas.

Las alimentamos, anidamos, hacemos crecer, las entregamos y luego tenemos capacidad de más.

El ciclo de las conversaciones es innato.

Porque así engendramos, así edificamos, así parimos y así crecemos.

6º Consultar

Para consultar hay que hacerse preguntas.

A veces es en el diálogo donde estas preguntas  aparecen, otras en el interior de nuestro silencio. Y la mayoría de las veces es por percepción. El mundo perceptivo es complejo pero en la pregunta está el síntoma.

La consulta no es la pregunta directa es el mundo perceptivo que se pone en exposición.

Y no requiere respuestas ligeras, porque lo que se demandan no son respuestas sino consejos, sugerencias.

Y para eso hay  que evaluar.

 Voy a poner un nuevo ejemplo de mi niña de 6 años de quien aprendo y me sorprendo cada día. Ella hacía un personaje de una obra, era una lagartija, la hija de una salamanquesa, que había sido embrujada por ella para convertirla en princesa, pero la lagartija quería ser libre, viajar y volar. Una mariquita en realidad un hada, puso todo en su lugar pero como la lagartija quería otra cosa,  fue convertida en palomita torcaz. Ella detiene la escena y me dice: ¡Tenemos un problema, problema! Las palomas se comen a las salamanquesas, ¿tengo que comerme a mi madre? Es que si no lo hago es mentira.

Evidentemente la pregunta era otra, este era el síntoma; no vamos a analizar ahora el asunto, pero es muy revelador.

Podríamos  entretejer un sistema de evaluación de las consultas para así vislumbrar los síntomas más acuciantes, para evaluar las respuestas; porque una mala respuesta, consejo o sugerencia, pueden tirar al traste con años de trabajo y logros de las luchas femeninas.

La humildad, la articulación de la consulta permanente, la incorporación de especialistas, es muy de agradecer en estos casos.

Así lo hacen los médicos y los juristas, y los empresarios y en general casi todo el tejido profesional.

Y nosotras desde pequeñas somos mujeres profesionales.

7º Tratándose de cosas inanimadas, tener correspondencia o pasos unas con otras

Las cosas inanimadas son las que no tienen alma según los catedráticos de la lengua. Esos no han visto títeres jamás. Pero es real que las cosas no tienen alma hasta que no se la otorgamos, cuando asumimos esa categoría hacemos algo trans-fronterizo.

Eso que está siempre en la linea de la vida y la muerte.

Entiendo que el teatro de títeres genere tanta inquietud. Y no conozco nada tan femenino como lo transfronterizo.

La palabra correspondencia, es corresponder según el diccionario y de

corresponder dice: pagar, devolver, o compensar los afectos, favores o invitaciones. Mostrar gratitud, pertenecer, Atenderse o amarse recíprocamente.

Con lo que no podríamos tener correspondencia sin un acto de amor en las fronteras de la vida y la muerte. Si no identificamos nuestra pertenencia, si no nos atendemos y amamos recíprocamente desde el alma.

La identificación de la pertenencia provoca calma y la frontera desasosiego.

La virtud simple del elemento títere, es insospechadamente más peligrosa de lo una puede imaginar.

Con el títere no hacen falta grandes mensajes, porque el elemento en sí ya lo manifiesta.

Sin embargo el hombre, con su condición de masculino, tiene que atravesar sus fronteras y crear vida, convertirse en  pigmaliones.

Con toda la controversia que este concepto engendra, una controversia unilateral nada recíproca ni perteneciente al universo de la compensación.

Nosotras sí dominamos las fronteras por el mero hecho de no necesitar ser pigmalion.

Y esto lo debemos aprovechar en nuestro favor.

Partir de la compensación primigenia es un paso ya dado y muy seguro.

Definir que es un paso también es urgente.

Las definiciones de pasos son extensas y aquí van algunas: Movimiento que se hace al andar adelantando y asentando un pie  antes de levantar el otro. Tránsito. Lugar o sitio dónde se pasa, Huella que queda impresa al andar. Adelantamiento o progreso. Acción o acto  de la vida o conducta del hombre.

 Asentar antes de dar otro paso. ¿Que es lo que asentamos?, ¿cómo medimos el paso ya dado para asentar y poder continuar? ¿Porque vamos a levantar el otro pie? Estas son las preguntas básicas para caminar. De lo contrario podemos dar pasos en falso o hacia atrás.

Transitar no es pasar de largo, es hacer un breve recorrido entre un punto y otro, con firmeza, lo otro es deambular. Transitar es transferir algo en cada sitio por el que se atraviesa..

Eso es dejar huella y es una obligación de la conciencia y de la responsabilidad.

Las que vienen detrás pisan sobre nuestras huellas, acomodan su piececito dentro, para continuar.

Por lo tanto nuestras huellas no han de ser difusas, ni borrosas, han de ser completas y profundas.

Para el adelantamiento firme, para el progreso.

Así son los actos, las acciones de la conducta humana.

Y así es cómo debemos comunicarnos: transfronterizamente, compensadas, buscando en las huellas el progreso y con un paso firme, sin prisas, pero sin pausas.

 Derechos de autor: Irene Viñals

Esta entrada fue publicada el Jueves, 26 de julio de 2012 a las 19:26 pm y está archivada en la categoría Ponencias. Puedes seguir los comentarios de esta entrada a través de la sindicación RSS 2.0 . Puedes dejar un comentario, o un enlace desde tu propio sitio.

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