Ana Bueno

Ana Bueno. España

X PREMIO MARIONA MASGRAU. 13 de Mayo, 2012. Barañain- Navarra (España).

Comienza su carrera profesional como actriz en Portugal, donde años más tarde iniciará  su larga carrera dedicada  al teatro de títeres con su compañero sentimental y también titiritero Juan Faro. Juntos crearon y adaptaron más de treinta obras para este género teatral, la última de ellas “El hijo pródigo” con la Compañía “El Retablo de las Maravillas”. Durante los años que vivió en Portugal llevó el teatro de títeres a plazas, hospitales y cárceles. La  situación política de aquellos años hace que Ana y su compañero Juan regresen a Navarra, donde se instalarán hasta hoy día en la localidad de Barañain, lugar de donde es Ana. A partir de este momento el universo de los títeres llegará a Barañain y otros lugares, para ser conocido y elevado a través de las grandes obras teatrales de la Compañía, que hicieron que pequeños y adultos de esta localidad conociesen el mundo de los títeres a través de las obras creadas y adaptadas por el grupo teatral.

Durante el XII Festival de Títeres de Barañain, espacio en el que se entregó el premio a Ana, se entrevistó a esta gran mujer.

Ana Bueno

Concha de la Casa: Te voy a decir, aparte de tener un documento en el centro, si te parece bien lo que te vamos a preguntar se podría publicar en internet. ¿Te parece?

Ana Bueno: Si. No tengo ningún inconveniente.

Concha de la Casa: Como tú sabes, la documentación como compañía está recogida en el Centro, y en los últimos años Juan incluso me mandó unas fotos muy bonitas, no sé si te acordarás, hace tres o cuatro años que mandó. Te quiero preguntar a ti personalmente. ¿Desde cuándo llevas haciendo títeres, Ana?

Ana Bueno: Pues, hace cincuenta años

Concha de la Casa: ¿Y dónde empezaste a hacer títeres?

Ana Bueno: Con Juan.

Concha de la Casa: Con Juan en Portugal.

Ana Bueno: Si, en Portugal. Juan, era profesor de música y su hobby eran las marionetas desde niño. Yo venía del teatro de actores, hice teatro durante unos dieciocho años, aunque no había trabajado con marionetas.

Me costó un poco entrar en las marionetas, porque una persona que está en un escenario recibe los aplausos de la gente pero con las marionetas no, no se te ve. Además, nosotros teníamos un presentador que iniciaba y finalizaba la obra de teatro, así que era él quien recibía los últimos aplausos, nosotros no aparecíamos. A Juan eso le gustaba porque era una persona muy sencilla, un tanto tímido y si alguna vez había que salir, me empujaba a mí, aún así sucedió pocas veces, solo cuando representábamos una obra en un lugar cerrado. Era lógico, ¿no?

Empezamos  en Portugal, pues el empleaba las marionetas con los niños. El daba canto coral con el método Edgar Williams, Juan fue que  discípulo de él. A pesar de este trabajo, que era el del currusco (*1), nosotros como hobby hacíamos marionetas.

Y, tenía ya unos fantoches (*2), que llaman los portugueses. Unos fantoches de guante y empezamos a hacer marionetas en distintos espacios  para  amigos, cuando hacían los cumpleaños los niños y sobretodo, empezamos ya cara afuera, a ir a la cárcel de Setúbal (*3). Pedimos permiso, nos lo dieron, pero tuvimos que ir sin el castillo (*4), con nuestros muñecos en la mano hablando con los presos.

Fue curioso, que aquella gente en vez de mirarnos a nosotros miraba a los muñecos. Y yo les decía “Haber, tú porqué estas aquí” y decían pues mira es que este… siempre contaba la historia de los otros. Era curioso que les miraban a los fantoches, les preguntaban y les contestaban a los fantoches, a los muñecos de guante. Por otro lado, también fuimos a un hospital de niños enfermos.

Después, conocíamos a José Alfonso. José Alfonso, es un cantautor portugués, quien compuso la famosa canción Grándola Villa Moreno que fue señal para el inicio de la  Revolución de los Claveles el 25 de abril de 1974 en Portugal.

Podíamos decir oficialmente que empezamos en Setúbal. En Setúbal hicimos en un teatro, más o menos como el Teatro Gayarre de Pamplona. Nos había contratado la empresa Mercedes porque hacían una fiesta para sus empleados y nos fuimos allí. Nos fuimos con José Alfonso. Nosotros hicimos unas marionetas y cantamos con los niños, aquello fue muy bonito. Era un castillo pequeño pero teníamos costumbre de hacer con los niños. Estuvo aquello muy bien, y luego José Alfonso con su guitarra cantó aquellas canciones que cantaban en protesta. Los empleados, que estaba todo lleno, aplaudieron a rabiar y los que empleaban, pues, bueno, sí.

Y resulta que después me preguntaron a mí cuanto cuánto dinero cobraba por el espectáculo, y yo no había cobrado nunca un duro y digo: “Pues mire usted, pues más o menos lo que cobra José Alfonso. Yo me quedé horrorizada, pero había que decir algo y como además el espectáculo salió muy bien. Pues sí señor, no me dieron él cachet que le daban a él, sino un poco más y no os podéis imaginar lo que fue aquello. Hasta entonces, nosotros habíamos trabajado sin un duro, siempre  por el amor al padre”

A partir de aquí, tuvimos mucho contacto con José Alfonso, que llegó a venir a Navarra, y estuvimos con él, y él quería hacer espectáculos con nuestros muñecos, hacer también pues un poco de protesta. ¿Qué pasa? Que Juan… no podíamos, era imposible. Él era también profesor de la Universidad pero no podíamos, era un trabajo que no podíamos hacer.

Y seguimos, seguimos,  hasta que vinimos a Barañain. Y vinimos aquí, y nos encontramos con que las marionetas no existían y si existían estaban  muy ocultas, olvidadas. Y empezamos. Juan con todo su entusiasmo.

Concha de la Casa: ¿Por qué vinisteis a Barañain, Ana? Tú eres nacida aquí, ¿verdad?

Ana Bueno: Si, nací aquí.Teníamos que venir. Juan era subinspector de Ministerio de Cultura. Nos aconsejaron que sería bueno que nos fuéramos porque ya se vislumbraba que iba a ocurrir lo que ocurrió. No de aquella manera, pero se vislumbraba, Y mi gente nos dijeron, oye pues os venís. La gente de allá nos lo facilitó, el Cónsul que era en el colegio de Español, donde nosotros llegamos a hacer algún espectáculo, y nos comunicaron que deberíamos de marchar porque la cosa se iba a complicar.

Teníamos aquí la familia y nos vinimos. Una de las razones fue esa. Y claro, nos acoplamos bastante bien.

El doctor Remacha, que era el director del Conservatorio de Pamplona, quería que trabajara Juan, pero tenía que convalidar los estudios en Madrid, y era un follón de mil pares de narices que no, no era asequible en aquel momento. Y Juan dijo: “mira si tengo un trabajo y nos da para vivir, pues yo ya he hecho lo que tenía que hacer, viviremos de otra manera y se dedicó de lleno a hacer marionetas”.

Cosas muy sencillas, cosas muy sencillas, tú lo sabes Concha. Cosas muy sencilla, pero bueno, era aquello que hacíamos. Y luego, poquito a poco,  toda la década de los setenta trabajamos por amor al padre, que es mucho.

Pero nosotros seguimos, porque era la vida de Juan. El hubiera pagado por hacer marionetas ¡el hubiera pagado¡ así de sencillo. Yo, decía, ”que ya me he cansado, que aquí ponemos una tienda”. Y nos surgió  la oportunidad en Olite(5). Necesitaban precisamente esas marionetas que estaban en la calle, en los rinconcitos y entonces Redín, Valentín Redín que era el que llevaba todo esto, nos dijo : “Oye, ¿a vosotros no os importaría hacer una pequeña obra por los rinconcitos de Olite?”. Pues ´si, porque no y empezamos, y ahí ya cobrábamos. Cobrábamos, sí señor. No era por eso que dejábamos de hacer, y entonces pues Juan empezó, nos metimos hasta las cejas, necesitábamos unos focos, necesitábamos de todo y nos entrampamos. Claro, cobrábamos después de hacer las cosas, pero tuvimos gente muy amable. Tomás nos ayudó muchísimo, todo lo que nos hizo falta.

Concha de la Casa: ¿Tomás quien era?

Ana Bueno: Tomás era músico. Tenía una tienda en la que vendía instrumentos musicales, ayudaba mucho a los músicos. El responsable del ayuntamiento de Pamplona nos recomendó y tuvimos la puerta abierta  para todo lo que necesitábamos pero nos agobiaba un poco y venían las letras, pero sí, salimos adelante.

Concha de la Casa: Y el año de Olite, ¿Qué año era? ¿Te acuerdas?

Ana Bueno: Pues sería el setenta y… no, en este momento no te puedo decir.

Ana Bueno: Y a partir de ahí, nos empezaron a llamar de los pueblos. En la Diputación y en el Ayuntamiento de Pamplona comenzaron con aquel golpe de cultura y conocían lo que hacíamos, nos recomendaban.

En hacer un espectáculo, no los dejamos en blanco nunca allá donde fuimos. Para nosotros fue un poco más fácil porque ellos se encargaban de buscarnos el trabajo y nosotros lo realizábamos y era muy simpático. La verdad que fue muy simpático, y entonces Juan fueron creciendo, creciendo y haciendo cada vez cosas mejor. Tocamos todos los palos (*6). Éramos un grupo, ayudaban los hijos, Pili , Juan José también y yo pues era la chica de los mandaos. Y ya yo me acostumbré que detrás de mi mano había un actor, porque si haces de los Milagros de Nuestra Señora, había que ser el obispo, por ejemplo, si hacías de “La Ratita Presumida” tenías que ser la ratita presumida. Hicimos unas treinta obras, tres retablos de Navidad que fue con lo último que terminamos. El último espectáculo que hicimos que está preparado para ensayar es “El hijo pródigo”, de una categoría impresionante. No lo pudimos hacer, porque Juan ya (Ana se emociona). Está todo puesto, los muñecos son preciosos.

Concha de la Casa: ¿Y qué vas a hacer?

 Ana Bueno: De momento no se, de momento lloro.

“Vivimos para las marionetas, no vivimos de las marionetas o de los títeres o de los fantoches, como diría Juan pero fuimos felices.”

Bueno, nos tenemos que ir (sus familiares la esperan). Pues esta es nuestra historia, estuvimos muchos años, hicimos muchas cosas. Tocamos muchos palos, y distintas textos teatrales: “Los Milagros de Nuestra Señora” de Berceo, “Los entremeses” de Cervantes.

Vivimos para las marionetas, no vivimos de las marionetas o de los títeres o de los fantoches, como diría Juan pero fuimos felices. Yo viví cincuenta y un años con Juan. Yo habría vivido, pues no sé, más porque además se vivía bien, además nos entendíamos muy bien. Y  creo que más o menos está dicho todo, porque me están dando una señal que nos tenemos que ir a comer porque los titiriteros también comemos.

Os agradezco muchísimo que hayáis venido, porque hemos pasado unos ratos muy buenos, buenísimos en Charleville y en otros sitios cuando hemos ido. Yo se que Concha siempre nos ha tenido mucha consideración y nosotros también a ella, la queremos mucho y él también os quiere. Y os digo una cosa, si queréis que esto siga hay que poner alma, el alma y yo creo que vosotros le estáis poniendo alma y así los títeres vivirán siempre.

Acompañante de Concha: Tendrás que sacar esa obra hacia adelante.

Concha de la Casa: Seguro.

Ana Bueno: Pues no lo sé, no sé lo que será. Además, está todo. El teatro, todo. En este momento no soy capaz.

Concha de la Casa: Un poquito más adelante, Ana.

Ana Bueno: Pero he sido feliz, como titiritera he sido muy feliz. Os agradezco que hayáis venido y que seáis felices.

Concha de la Casa: A ti por todo.

Ana Bueno: Y que el títere sea parte de vuestra vida como lo fue de la nuestra. Besos para todos.

Concha de la Casa: Gracias por todo.


*(1) Currusco: Dinero,*(2) Fantoche: Nombre popular con el que se conoce el títere de guante en Portugal,*(3) Setúbul: Ciudad de Portugal,*(4) Castillo: Teatro para títeres. Conocido como castillo en portugués,*(5) Olite: Ciudad de Navarra,*(6) Palos: Técnicas de construcción y manipulación de títeres.

Esta entrada fue publicada el Viernes, 6 de julio de 2012 a las 11:01 am y está archivada en la categoría Premio Mariona Masgrau, titiriteras. Puedes seguir los comentarios de esta entrada a través de la sindicación RSS 2.0 . Puedes dejar un comentario, o un enlace desde tu propio sitio.

Deja tu comentario

Debes identificarte para publicar un comentario.