Sevilla-El proceso de creación de “Contando Jorobas” de Búho Teatro. Por Damiana Puglia Padilla

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En junio de 2011 Mercedes Izquierdo y Juan Luis Clavijo de Búho Teatro nos convocaron a Fernanda Cáceres y a mi para coordinar un proceso creativo que diera como resultado un espectáculo de títeres para ser estrenado en el XVI Festival Posada de los Títeres en Sierra Morena de Cazalla de la Sierra.
Sobre una idea original de la propia Mercedes el equipo conformado por cinco mujeres transitó durante diez semanas una intensa experiencia de laboratorio que culminó con el estreno el 3 de septiembre.

Las premisas para poner en marcha el laboratorio se basaron en un replanteo de las formas habituales de producción de espectáculos de títeres profesionales que suelen partir de un texto que los actores-manipuladores-titiriteros aprenden de memoria para luego ponerlo en boca de las marionetas siguiendo las indicaciones del director. Del mismo modo, en el caso de que haya música en directo, los responsables de interpretarla se encuentran con los temas ya creados y, una vez aprendidos, deben ser integrados al conjunto de la manipulación siempre a criterio del responsable de la dirección. Lo mismo ocurre con la creación de la escenografía, el vestuario y la puesta en escena que suelen delegarse en profesionales de diferentes disciplinas que trabajan por separado y que sólo coinciden al final del proceso de producción para ajustar el conjunto.

En este caso el camino elegido fue otro muy diferente; los primeros encuentros consistieron en crear un código en común, un lenguaje o “técnica” que pudiéramos compartir para nombrar el material que fuera surgiendo a partir de un exhaustivo entrenamiento corporal y vocal para permitir el mayor dominio posible de los “cuerpos-instrumento” de las actrices como base para una expresividad genuina para ellas y sus títeres.

Del mismo modo se trabajó para crear las partituras musicales; partiendo de una
investigación previa de Fernanda Cáceres sobre ritmos y posibles líneas melódicas acordes con la temática del argumento, las letras de las canciones y ciertos arreglos fueron también creación colectiva.

El trabajo de manipulación fue desplegándose paulatinamente y supuso un entrenamiento corporal paralelo; el tamaño de las maravillosas marionetas de Pilar Izquierdo aportó un juego extra que redundó en beneficio da la historia: los camellos protagonistas pudieron ser “montados” literalmente por sus manipuladoras logrando sorprender y conmover.

Pero este tipo de proceso creativo entraña, como es obvio, sus peligros; el desafío principal consistió en lograr una confianza sólida que permitiera continuar profundizando cuando todo parecía estancarse o cuando el avance se percibía como demasiado lento o confuso.
El móvil más importante fue el deseo de experimentar un método más holístico en el que todas las parte estuvieran más implicadas en la totalidad de la creación contando con la creatividad intrínseca de las participantes, pero a falta de experiencia en procesos de este tipo suelen surgir dudas e inseguridad aún en el caso de profesionales experimentadas como ellas. Tanto Mercedes Izquierdo como Irahí Romero son titiriteras muy experimentadas con más de veinte años en la profesión: El caso de Mere Reyes es similar, egresada de la Escuela de Arte Dramático de Sevilla es una actriz muy activa que continúa constantemente su formación ¿de donde surgen las dudas entonces?

“Todo niño es un artista. El problema es cómo continuar siéndolo una vez que se ha crecido”
Pablo Picasso

La veracidad de esta frase pone en perspectiva el asunto del origen de la creatividad en los seres humanos. A estas alturas es más que evidente que el potencial creativo es innato. Sin embargo es muy frecuente que tanto artistas acostumbrados a su oficio como personas que sienten la necesidad de explorar sus talentos, tengan impedimentos a la hora de poner en práctica el deseo de experimentar con su creatividad. Lamentablemente, estos impedimentos suelen traducirse en una eterna postergación evadiendo una y otra vez el momento de ponerse manos a la obra. Pero ¿por qué sucede esto con tanta frecuencia? En primer lugar porque vivimos en una sociedad que aplaude los resultados exitosos e ignora los procesos, una sociedad que desprecia el “error” por no considerarlo como parte indispensable del proceso de aprendizaje. Cada vez que he guiado un proceso creativo he necesitado reforzar la idea de que, en la fase de búsqueda, el error no existe como tal, y que tal búsqueda es, al principio, a ciegas. Pero es evidente que semejante “aventura” requiere de una confianza sólida que soporte la incertidumbre y sea capaz de continuar avanzando para consolidar la concreción de nuestro proyecto.

Por otra parte la “profesionalización” conlleva sus trampas y conflictos. Muchas veces hay que dedicar un tiempo excesivo a la gestión quedando muy poco para la producción de proyectos artísticos y éstos son, a veces, más el resultado de una “obligación empresarial” que el genuino final de un recorrido creativo. Como tan claramente lo expuso Juan Luis Clavijo en el Foro, muchas veces se pierde el verdadero significado y objetivo de la práctica de nuestros oficios que no es otro que el de ofrecer algo que conmueva, emocione y ayude a conocer, reconsiderar, trasformar y trascender además de entretener. Afortunadamente la creatividad no tiene fecha de caducidad y siempre estamos a tiempo de recuperar el sentido y la seguridad en nuestras propias fuerzas creadoras.

Un laboratorio, consiste, en definitiva, en un espacio de encuentro en el que compartir todo lo adquirido como “buscador@s” de herramientas que nos ayuden a dar forma a nuestras “pulsiones creativas”, a nuestra necesidad de convertirnos en vehículos de ideas, interrogantes, certidumbres e incertidumbres, de actos poéticos que sean capaces de ayudarnos a encontrar y seguir aquello que ilumina y da significado profundo a toda nuestra existencia.

Nuestro proceso particular devino en el espectáculo Contando Jorobas que trata de la historia de un camellito de cuatro jorobas que debe enfrentarse a su diferencia. Afortunadamente nuestro protagonista, encuentra su lugar en el mundo y en el corazón de otra “diferente”. La historia bien puede leerse como una metáfora de que, como ellos, todos somos diferentes y particulares y que en eso radica nuestra originalidad y nuestra capacidad de crear a partir de lo que somos.

Damiana Puglia Padilla
Soldenoche Teatro

Esta entrada fue publicada el Martes, 21 de enero de 2014 a las 21:17 pm y está archivada en la categoría Ponencias. Puedes seguir los comentarios de esta entrada a través de la sindicación RSS 2.0 . Puedes dejar un comentario, o un enlace desde tu propio sitio.

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