“Las nuevas Sherezadas en el arte”, Luz Angélica Colin

Luz Angélica Colin

Resumen de la ponencia presentada en el año 2008 durante el encuentro de Títeres en Femenino celebrado en Bilbao-España.

La búsqueda de lo Femenino; artistas contemporáneas de las dos últimas centurias.

 El arte surcado por la palabra visual, escrita, y el arte plástico-escénico; los títeres.

Era de noche cuando Sheherezada inició su relato; Shariar el sultán, deseaba gozar intensamente a su nueva compañera sabiendo que a la mañana siguiente tendría que sacrificarla. Era la única manera de impedir que le fuera infiel. Así que fascinado por su belleza, Shariar se deleitaba mirando el movimiento parsimonioso de los húmedos labios de su esposa que proferían palabra tras palabra, de manera exacta, precisa y calculada no exenta de emoción y fervor.

Las nuevas Sherezadas en el Arte de los títeres. Diapositiva 1.

La hija primogénita del visir, su más fiel consejero vestía las ropas adecuadas a su estirpe y educación, combinado la textura suave de la seda, con la tosca de los brocados bordados en hilo de oro, los tonos púrpura con dorados en todas las tonalidades, desde el oro encendido hasta el más suave casi rayando en el plateado.

Los cojines de satín bordado cobijaban sus cuerpos que descansados yacían sobre el enorme camastro.

Sheherezada suspiró. Sabía que cualquier desatino en su narración podía costarle la vida, así que trataba de seguir como en el telar se tejen los hilos, las escenas dibujadas noches antes junto a su hermana Dinerzade para poder alcanzar la gracia del sultán, cuando supo que su destino estaba irremediablemente trazado, cuando pocas mujeres quedaban ya en el reino, dignas de ser su esposa, pues ya muchas habían pasado por la fatídica condena: Cada día contraería nupcias, y cada mañana la mandaría matar.

Así Sheherezada inició su narración vehementemente, intentando medir con perfección el volumen de su voz, dulce y tenue para los momentos íntimos, fuerte y alta al momento de narrar las epopeyas, meliflua y alargada para las emociones en contraste y pausada y medida para sacar un nuevo hilo que demostrara que la impresión de lo narrado, sólo era el principio y que lo mejor estaba por venir…

Cuando Sheherezada comenzó a narrar, el primer hilo de la historia había comenzado a ser tejido por el impulso de la palabra. Voz  que provoca una imagen auditiva. Término que transmite un mensaje. Expresión cuya señal lleva implícitos los códigos de comunicación entre dos seres. Hilo que teje y dibuja lo que intenta permanecer subterráneo en el subconsciente. La palabra, justo la herramienta que usaré primordialmente en esta ponencia, dónde voy a hablar de las mujeres en general, de las mujeres que han hecho uso del arte como recurso para emanciparse buscando su realización y, manifestando a través de su oficio u arte, su voz propia para no quedar circunscritas al hecho del matrimonio o la maternidad como único camino posible.

Mujeres que buscando su voz interior  encontraron un diálogo consigo mismas y con el mundo, hablaré de ellas intentando dilucidar, a través de sus vidas, de su búsqueda, de su arte, lo que puede ser “lo femenino”, y a pesar de que ésta charla se centra en la mujer, no busca ser una ponencia de género.

Por ello, no voy a hablar de la lucha de las mujeres desde la trinchera del feminismo, tampoco de los movimientos feministas; no desconozco su cruzada, de hecho, me parece muy valiosa e importante, pero de ello se ha hablado y escrito mucho, en cambio de lo que hoy nos ocupa, se ha hablado poco e investigado menos.

En mi ponencia pretendo hablar de “lo femenino en el Arte”, pero de lo femenino sólo en aquellas artes que son surcadas o signadas por la palabra como la literatura, el teatro y los títeres. Del tema de “lo femenino” nos interesa a todos indagar aquí, abrir premisas nuevas y ahondar sobre caminos poco explorados.

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En una reciente entrevista que realicé para la radio para un programa especial sobre las Mujeres, Carmen Araceli Colín, Lic. en psicología, psicoanalista y Dra. en antropología aseveraba en base a sus investigaciones por más de 20 años que; el mayor índice de suicidios ocurre entre los varones y no entre las mujeres. Yo me preguntaba la razón de tal estadística. Después de investigar con diferentes especialistas y psicólogos y con la delegada estatal del Consejo de Población, pude sacar en conclusión que la razón estaba en que el más alto porcentaje de personas que concurren a un diván para “hablar” de sí mismas y de sus problemas lo ocupan las mujeres, los hombres presentan una mayor dificultad para poder hablar de sus preocupaciones, de sus sentimientos,  de sus tribulaciones, las mujeres tienen mayor tendencia a utilizar la palabra como medio para mirarse a sí mismas, reconocerse con otras, enfrentar sus problemas, entender lo que les ocurre y cómo les ocurre, mirar su interior y resignificarlo,  establecer nuevos juicios a partir del diálogo y con ello, sanar sus emociones, su mente e incluso su estado físico. Los hombres por el contrario en la búsqueda de un sentido práctico y rápido de las cosas, enfrentan una mayor dificultad para hacer uso de la palabra, incluso para aclarar sus sentimientos frente a alguien; la palabra tiene peso, da forma, compromete, esclarece, intimida o engrandece. El hombre en lugar de la palabra  utiliza la acción como medio para expresarse: su forma de decir que ama a alguien es hacerle el amor, al manifestar su enojo lo hace de manera física, al estar deprimido guarda silencio y generalmente se alcoholiza.   De ahí que quizá, en esta forma de respuesta diferente entre hombres y mujeres encontremos el porqué es mayor el número de suicidas en varones que en mujeres. Ante las dificultades, los problemas, las mujeres buscan alternativas para sanar mental, emocional o físicamente, por ello recurren al diván, al médico, etc., con mayor tendencia que el hombre y el uso de la palabra se privilegia en ella con mayor incidencia que en él.

Si ésta hipótesis se comprueba con otras investigaciones, quizá podamos asegurar que el mito de Sheherezada sigue vivo, y que somos las mujeres quienes haciendo uso de la palabra preservamos la historia de nuestra cultura, de nuestra sociedad, de nuestra familia, de las artes que se manifiestan utilizando la palabra como medio de expresión. Creo personalmente que lo que nos distingue especialmente como mujeres del resto del género humano y que podemos llamar la esencia de “lo femenino” es, para la mujer en general y para la artista en particular:  la palabra y particularmente el uso que hacemos de ella.

Por ello, haciendo un zoom de la lente en la búsqueda de “lo femenino”,  hablaremos de la palabra, de las artes que la utilizan como medio para liberar el cauce de las emociones dónde el talento busca manifestarse. Sin embargo quizá se pregunten ¿pero por qué hablar acerca de la palabra? y ¿porqué sólo de las artes que hacen uso de ella como medio de expresión?, sencillamente porque la premisa que sustento este día sostiene que el uso de la palabra es altamente femenino,  y porque son las artistas que usan la palabra en su arte; dramaturgas, actrices, titiriteras, quienes nos reúnen aquí, con la anuencia, cercanía, colaboración, complicidad o incluso, curiosidad,  de los varones.

Yo voy a hablar acerca de “lo femenino en las artes que están surcadas por la palabra”: La literatura y el teatro, desde mi punto de vista.

La mujer es oído, es voz, es escucha, ella narra la vida decodificándola, usa en suma, la palabra. La mujer es nuevamente Sheherezada que con su voz cautiva, encanta, embelesa, engolosina, absorbe, maravilla, atrae, seduce el oído, conquista narrando y a su vez es capaz de escuchar las voces de su entorno para signarlas y perpetuarlas.

Desde tiempos inmemoriales, la mujer ha sido representada por una enorme cantidad de símbolos: El cuerno de la abundancia como alegoría de una matriz fecunda, las flores como símbolo de la belleza femenina pero también de lo efímero y lo frágil, la luna ligada a lo femenino por antonomasia; en su redondez de luna llena como vientre fecundado, el ciclo lunar en perfecta correlación con el ciclo hormonal de la mujer, cuarto menguante con la menstruación, en luna nueva la regeneración de la vida y la belleza, la tierra como la madre magnificente, etc., y así lo femenino, el ser mujer, permanece dotado de una enorme carga de significados y significantes, de lo que se espera, se desea, se pide y se exige que sea una mujer, biológica, social y culturalmente:

Tierna, dulce, entregada, paciente, cándida, frágil, inocente, abnegada, responsable, hermosa, comprensiva, laboriosa, fértil, trabajadora, limpia, sensual, sumisa, cachonda, servicial, hacendosa, tezonuda, reprimida,  consciente, práctica, organizada, pagadora, apegada a los hijos, buena educadora, buen ejemplo, etc.

Y a su vez, recibe una carga cultural y social en sentido negativo, con adjetivos que son aceptados de manera genérica e incluso sin discusión hacia una mujer, determinada por cierta conducta que la sociedad marca como no aceptable para el sexo femenino:

Si es inteligente es una bruja, si logra descollar en una profesión es meretriz, si asciende de puesto es una puta, si es enérgica o tiene carácter es una perra, si se trata de nombrarla como parte de su género se le dice vieja, si se casa con un hombre importante es trepadora, si tiene capacidad para dirigir; mandona, si sabe organizarse e influenciar a su alrededor; controladora,si es fuerte físicamente; marimacha, si no permite el abuso; cabrona, si posee carácter; verijuda, si no tiene todo impecable es huevona, si no está siempre dispuesta para el sexo; frígida,si tiene manifiesta su carácter es violenta, si tiene ideas geniales e innovadoras está loca, si expone sus deseos sexuales es arpía,si opina es pendeja, y un largo etcétera que nos ofende como mujeres cuando alguien lo usa contra nosotras,pero que es usado para “marcar” a una mujer, incluso por otras mujeres.

Imposible hablar del arte “femenino”, del arte hecho por mujeres, de lo que significa o puede significar “lo femenino” representado en ellas sin tomar todas estas consideraciones como punto de partida para la reflexión y el análisis. Lo que ha representado y sido ser mujeres en nuestras vidas está permeado necesariamente por lo que significa ser mujer culturalmente, ser artistas en un mundo aún dominado por los varones, ser profesionales que dotan de “lo femenino” a su arte, de manera consciente e inconsciente, y partir de dos preguntas fundamentales:

  1. ¿Existe realmente una visión de “lo femenino” que nos distinga del quehacer del varón en cualesquiera de sus manifestaciones?
  2. ¿Qué es “lo femenino” en el arte diferente de lo “masculino”, cuáles sus atributos, diferencias y manifestaciones que la distinguen?

 

No inicié este trabajo teniendo las respuestas, más bien las preguntas que me fui formulando conforme seguía el hilo de algunas ponencias sobre los títeres y lo femenino, y leía los antecedentes y las conclusiones de coloquios que anteceden a éste Encuentro, mientras trataba de encontrar aquellos posibles hilos que hacen el entramado de nuestro ser mujer, de nuestro ser titiriteras,como el tejido de las mujeres indígenas huicholas, triques, tzetzales  donde las palabras quedan dichas a través del telar, mientras   éste trabajo avanzaba.

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“Me dedico al teatro y no tengo aficiones muy determinantes.
Soy mujer.
He pasado mucho miedo
Soy muy fuerte y defiendo a los más débiles.
He tenido miedo al dolor, a tener miedo, a los torturadores sin rostro, a lo desconocido inmediato, a lo que les pase o pudiera pasar a mis hijos, a mí misma y mis impulsos.
He luchado y vencido, y también he perdido
Soy de ese sector de la sociedad que no tiene pertenencia.
No pertenezco a nada ni a nadie.
Nada ni nadie me pertenece; no tengo bienes materiales.
Amo, y tengo compañeros y compañeras de camino.
Tengo amigos de muchos continentes.
Soy feminista.
Soy ácrata, atea y agnóstica.
Soy de izquierdas aunque ya no se lleve.
Soy militante y combatiente del teatro”.

Con estas palabras comenzó la ponencia “Esencia de trementina” que Irene Viñals ofreció en Bilbao en el Encuentro Títeres en femenino;

La primera vez que las leí no pude menos que sentirme impactada, era como mirar a través de un espejo en que veía reflejada mucho de mi imagen de mujer y artista, no pude menos que continuar la lectura hacia mi interior a través de ésta y otras mujeres, presentes en esa disquisición sobre el ser mujer, sobre el ser artista, sobre el impacto de ambas situaciones en una sociedad. La de Irene Viñals; Pedagoga Teatral, directora de escena, titiritera y dramaturga,  era una de las muchas ponencias presentadas en un foro de mujeres creadoras y titiriteras de América y Europa.

Una convocatoria sui-géneris para América Latina, pues muchos encuentros y festivales titeriles han pasado por y para este continente, y ninguno que tocara el tema de la presencia de la mujer en el arte titeril específicamente.

Meses atrás se había celebrado un foro de creadoras, llamado “Europeas” para reflexionar sobre las fórmulas artísticas de las mujeres profesionales de las artes escénicas en el viejo continente y analizar el papel de éstas en el panorama escénico contemporáneo, y en palabras de una de las ponentes se podía leer entre renglones el asombro causado por estos primeros acercamientos para mirar nuestro arte desde nuestro ser mujer:

-      “Cuando llegamos al encuentro ninguna de nosotras sabíamos que decir y estábamos convencidas que esto de ser mujer a nosotras no nos había afectado demasiado, nos había afectado en la vida tal vez, pero no en el hecho de ser mujer creadora. Era una gran mentira e inmediatamente se nos hizo transparente en dos reflexiones básicas: la primera y fundamental es que muchas mujeres, antes que nosotras, habían allanado nuestro camino,

-      la segunda: no éramos conscientes hasta que punto era determinante el hecho de ser mujer en nuestro camino y quehacer artístico. Fuimos reconociéndolo en las otras poco a poco, y esto tiene una primera consecuencia inmediata; nosotras también somos responsables de allanar el camino a próximas mujeres y para esto no hay que descansar, hay que hablar, repetir, escuchar, reflexionar y pensar, pensar, pensar”.

Y a eso invitaban sus palabras sin duda, a pensar y reflexionar, a reconocernos como mujeres, como titiriteras, a ser conscientes de lo que somos y lo que hemos sido, a descubrir que es cierto, que el camino no fue fácil ni nos fue allanado sin haber librado más de una batalla, que para llegar hasta donde hemos llegado hemos tenido que luchar y defender un lugar que no tenía porqué ser defendido porque es nuestro derecho tenerlo,  que nos anteceden muchas féminas que lucharon denodadamente abriendo el camino para poder desarrollar el talento de los artistas a quienes influenciaron con su arte, que otras tuvieron que renunciar a su nombre verdadero suplantando su personalidad para poder publicar su obra o ejercer. Lo mismo que invitaba a darse cuenta que quizá nunca antes nos habíamos hecho éstos planteamientos o al menos no colectivamente y que había mucho por investigar y compartir.

En Septiembre del año pasado tuvo lugar el Coloquio Títeres en femenino, el compartir en las ponencias, las mujeres detrás de ellas,me llevaron a formularme otras interrogantes; En un mundo de mujeres solas con situaciones muy semejantes, ¿sólo hasta que el espejo es narrado por otra Sheherezada, somos capaces de mirar que hemos sido en algún punto de nuestra vida, las consortes del rey Shariar y esclavas de nosotras mismas?”.

Mirar en otros rostros femeninos, conocer brevemente sus vidas  y encontrar nuestros propios espejos, es reconocer que hemos tenido que ser muchas veces Sheherezada para poder continuar una noche más cuando no nos quedaban fuerzas para seguir luchando, que a nuestro alrededor hemos tenido que enfrentar y convivir no con uno sino con muchos sultanes Shariar que manifiestan su dominio a través del control corporal avasallante, el control a través de la fuerza física, del poder económico, del poder y el dominio mediante el cuerpo, mientras que la mujer utiliza para entender, digerir, crear, transformar su mundo e incluso controlarlo:  la palabra.

La palabra, uno  de los hilos más fascinantes del entramado que conforma este complejo tejido, que habría que diseccionar.

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¿Pero quien fue Sheherezada o Sherezada?

Sheherezada es el eje y el  personaje principal de las Mil y una noches, representa a la mujer cuya genialidad e ingenio en la palabra la liberan no sólo de una maldición sino que le dan su emancipación, poder y autonomía.

Ocurre que en el primer cuento, se narra que el sultán Schahriar descubre que su mujer le traiciona y la manda matar. Creyendo que todas las mujeres son igual de infieles ordena a su visir conseguirle una esposa cada día, alguna hija de sus cortesanos para después matarla en la mañana. Este horrible designio es quebrado por Scheherezada, hija del visir. Ella trama un plan y lo lleva a cabo: se ofrece como esposa del sultán y la primera noche, logra sorprender al rey contándole un cuento.

El sultán se entusiasma con el cuento, pero la muchacha interrumpe el relato antes del alba y promete el final para la noche siguiente. Así, durante mil noches. Al final, Sheherezada ha dado a luz a tres hijos y después de mil noches y una, el sultán descubre las sutilezas de esa exquisita alma, ingeniosa, inteligente y sabia, por lo que conmuta la pena y viven felices (con lo que se cierra la primera historia, la de la propia Sheherezada).

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Algunos de los espejos que yo encontré en mi recorrido a través del Arte de las dos últimas centurias me llevó a considerar a algunos íconos representativos de la lucha de la mujer, mujeres que como decía Irene Viñals habría que buscar y recordar pues nos allanaron el camino y nos lo hicieron menos difícil, en mi búsqueda de ellas encontré  a algunas de esas Sheherezadas que abrieron las veredas vetadas o cerradas para la mujer.

Dado nuestro extravío para poder hacernos la pregunta sobre si existe una condición diferente de realizar nuestro quehacer titeril como mujeres respecto de la de los varones, dada nuestra búsqueda de respuestas sobre si nuestra condición de mujer permeó nuestro arte en un sentido o en otro; positiva o negativamente, titulé estos pasajes comola Burkasocial, un velo que no llevamos físicamente para ser invisibles frente a otros, pero que es llevado socialmente lo que incluso es aún peor, pues ni siquiera somos conscientes de que portamos esta.

BURKA SOCIAL

Comenzaré como Sheherezada narrando las historias de algunos de los espejos que encontré en mi búsqueda, espejos que como dije, me reflejan –nos reflejan, estoy segura- en muchos sentidos y contrasentidos.

 ALMA MAHLER

Cuando Alma Mahler se casó con Gustave Mahler, muy lejos estaba de imaginar que sería una Sheherezada contemporánea y que Mahler –su marido- sería mucho más tirano que el Rey Shariar a pesar de vivir miles de años después, cuando se supone que la mujer tendría un papel mucho más activo y aceptado en la sociedad, sobretodo si consideramos que estamos hablando dela Europadel siglo XX (que es el lugar donde vivieron los Mahler) y no de Oriente (que es dónde surgen los personajes de Sheherezada y las mil y una noches), dónde en muchos sitios la mujer vive literalmente detrás del hombre o incluso oculta a los ojos del mundo tapada por una burka como sucede en algunos pueblos islámicos radicales. A pesar de ello, Alma vivió bajo la sombra de su marido mientras ella permitió el yugo que le impedía ser el genio que era y descollar con toda su luz.

Nacida en la Austria de los Habsburgo en 1879, fue una mujer de fascinante belleza, subyugante encanto y notoria inteligencia, la cual dotada de un sobresaliente don para la música fue denostada por esposos y amantes que la acompañaron a lo largo de su vida.

Se cuenta que Gustav Mahler el compositor, al descubrir que sus composiciones eran mucho mejores que las propias, tuvo el desacierto de prohibirle componer una sola nota mas, mientras fuera su esposa.

Pero para sorpresa nuestra, acató la prohibición por años, aunque después infringió a su marido una especie de castigo emocional por éste deleznable hecho.

Baste mencionar algunos de los nombres ligados íntimamente a su vida: El célebre compositor Gustav Mahler – su primer marido -, luego  el famoso arquitecto del Bauhaus, Walter Gropius, después el joven escritor austriaco Franz Werfel, novelista, premio Nóbel de Literatura, o el genial pintor Oskar Kokoschka, quien la inmortalizó en la obra maestra que da subtítulo a la biografía más importante acerca de ella, “La novia del viento”* y de quien se dice realizó una muñeca de tamaño natural con el rostro de Alma con la que asistía a saraos y tertulias porque no podía vivir sin ella.

Alma Mahler, estuvo íntimamente implicada en los movimientos más importantes de la música, la pintura, la arquitectura y la literatura del siglo XX, y contó con la amistad de muchos de los artistas más destacados de Europa.

*Falleció en Nueva York en 1964.

Irina Darlée en su artículo “Esposa de tres genios” se hace la pregunta sobre la calidad indispensable o materia prima que deben tener ciertas mujeres para sucumbir en los brazos de grandes hombres y genios del arte, mientras yo me pregunto si esos talentos buscaron en Alma Mahler su visión de “lo femenino” para dar a su arte un lenguaje global que fascinara tanto a hombres como mujeres, sabiéndose incompletos.

¿Cuáles fueron sus atributos o facultades? Me parece que todo apunta a la capacidad de Alma de poderlos escuchar, de ser quien elaboraba un discurso poético-creativo que después era traducido al lienzo o al papel pautado. Era la capacidad de narrarles al oído cuan grandes podían llegar a ser, cuando las dudas de la genialidad o el talento surgen y se cuestiona el artista si lo que hace vale la pena o es basura. Alma tenía ésa capacidad de ser espejo y agua y quizá eso los subyugaba porque les resultaba indispensable para poder sentirse completos.

¿Fue ésta su manera de realizarse como mujer y como artista dotando de su genio femenino las obras de estos compositores para que fueran extraordinarias y completas, y saber que con ello contribuía al mundo con su talento, como quizá hoy es la realidad de muchas titiriteras que desarrollan su arte en el anonimato?,

*Se sabe a través de la biografía que ella misma escribió y, de mucha  de la correspondencia conocida con su moribundo esposo Gustav Mahler, que cuando ella se vio liberada de su yugo, ya le era imposible componer, cuando mucho se refugiaba en su piano tocando algunas piezas compuestas por los hombres que la habían amado.m>

* Notas fuera de lectura:

LA NOVIA DEL VIENTO / Edit. Paidós / Biografía novelada de Alma Mahler de Susana Keegan resulta ser una obra apasionante, que refleja con absoluta fidelidad y realismo, no sólo la época y el contexto histórico que le tocó vivir a Alma Mahler, sino también la evolución del arte del siglo XX, personificado en los hombres que la conocieron y amaron.

LOU ANDREAS SALOME

Elegí el siguiente espejo femenino LOU ANDREAS SALOME, porque fue una mujer también ligada a los más importantes intelectuales, filósofos y poetas de su época que se acercaron a ella como las polillas a la luz. Como mujer, no escapó a la crítica de la sociedad en que le tocó vivir,  dónde pensadores tan determinantes en el campo de la psicología como Sigmund Freud,  no eludieron su visión machista al lanzar sobre Lou Andreas  comentarios discriminatorios acerca de la mujer al decir que pensaba como un hombre dado su nivel de  inteligencia.

En busca de una educación más allá de la típica para una chica de ese lugar y época, a sus diecisiete años, convenció al predicador alemán Hendrik Gillot, veinticinco años mayor que ella, que le enseñara teología, filosofía, religión y literatura francesa y alemana.

Cuando tenía 21 años,  en un salón literario de la ciudad Salomé conoció a Paúl Rée, escritor que después alcanzaría reconocimiento intelectual y fama, y posteriormente a uno de los más grandes filósofos del siglo XX, Friedrich Nietzsche.

Desde muy joven, Lou había decidido no entregarse sexualmente a ningún hombre hasta que sintiera la fuerza para no caer en la sumisión. El matrimonio, por otra parte, estaba totalmente fuera de sus planes. Palabra prohibida, sin lugar en su diccionario personal. En cambio, la virginidad era uno de sus términos favoritos. ¿Por qué? Porque podía conducir a las mujeres a la productividad y al heroísmo. En una vida dedicada al conocimiento, no caben las distracciones superficiales del enamoramiento ni del deseo carnal, aseveraba Lou.

Andreas su único marido legal escribiría en una de sus cartas sobre Salomé:

Nunca había conocido a una mujer así. No supe como enfrentarla ni como quererla. Cualquiera frase que Lou interpretara a manera de dominación, la alteraba.      Su lucha era por la independencia. Temblaba de angustia ante lo que ella sentía como una amenaza. Peleó sin cansarse para trascender las convenciones. Trató de no ser fiel más que a ella misma”.

Y como era de esperarse, Salomé hizo un sabio uso de la palabra, fue una escritora prolífica, y escribió varias novelas poco conocidas, obras y ensayos; y fue también una creativa feminista. A través de su vida de casada, se comprometió en romances y/o intercambio de correspondencias con el periodista alemán Georg Lebedour, el poeta alemán Rainer Maria Rilke, y los psicoanalistas Sigmund Freud y Viktor Tausk, entre otros.

Pero Lou no solamente fue amiga o amante de poetas o artistas, prestándoles su escucha incondicional o devolviéndoles su imagen en el espejo a través de la palabra, no, Lou había utilizado todos los recursos que la palabra le permitía y no se conformó con la palabra hablada, realizó una amplia producción poética y literaria pues era evidente que sabía dónde era preciso buscar los reales valores de la vida.

Quien se le acercaba recibía la más intensa impresión de la autenticidad y la armonía de su ser.

*La hora sin diosas de Beatriz Rivas.

Y si bien Lou Andreas no tuvo que suplantar su personalidad para poder publicar, ni se ocultó para llevar la vida amorosa o sexual que ella deseaba, fue una filósofa como Hanna Arendt  cuya conducta liberal y pensamiento progresista les valieron en su época no pocos enemigos.

Georges Sand nuestro siguiente espejo con nombre masculino, si tuvo que suplantar su personalidad para poder publicar.

AMANDINE-AURORE LUCILLE DUPIN  /  GEORGE SAND

Amandine-Aurore-Lucille Dupin de Francueil alias George Sand, fue una mujer excepcional, artista, escritora y periodista, comprometida con la vida social y política de su país y dela Europaque le tocó vivir. Personaje complejo, adulado, celebrado y caricaturizado, George Sand sigue siendo el eterno emblema de la lucha por la libertad de pensar, de existir, de crear, de las mujeres.

Inicia su vida en 1804 en París, para terminarla en 1876, en Nohant, en Berry (Francia). Entre esas dos fechas no dejará de navegar de un lugar a otro, llevando consigo su obra.

Educada en Nohant por su abuela,Pero nueve años más tarde, ella le deja y se instala en París, en casa del novelista Jules Sandeau de quien adopta la primera parte del apellido.

Aurora se convierte entonces en George Sand, se viste de hombre y fuma puros. Como periodista, vive de su pluma, y su primera novela, Indiana (1832), que resulta ser un éxito.

Por una revolución de las mentes y de los corazones Sand se enfrenta en repetidas ocasiones a los prejuicios: por sus amores sucesivos –en especial con el poeta Alfred de Musset, más tarde con el compositor y pianista polaco Frédéric Chopin, con quien vivirá diez años– y también por lo que ella es: “ni aristócrata ni burguesa”, escribe Michelle Perrot en Las Mujeres o los silencios de la Historia, “Sand es una mestiza social. Es consciente de esta realidad y la asume, se jacta de ella aunque a veces haya tenido que sufrirla”.

*Sand comparte también la vida de los campesinos, quienes la llaman La bondadosa dama de Nohant. Enseña a leer a los niños, da limosnas.

Sand se interesó por las artes y por las ciencias naturales. “Se salta las jerarquías y las separaciones tradicionales entre las disciplinas; estudia y practica con talento la música, el dibujo, la botánica, la mineralogía, hace de médica o de etnóloga si la ocasión lo requiere,

Recopila las canciones y las creencias de Berry, destaca en los trabajos de bordado y en la fabricación de mermeladas, monta a caballo, practica el tiro…”, resume Reine Prat agregando -felizmente para los que estamos aquí reunidos, un importante detalle de su vida-, Aurora creó un teatro de marionetas en Nohant e hizo de ello una tradición.

Estas actividades no detienen su frenesí de escritura. Hasta su muerte no dejará de escribir artículos, novelas, ensayos o piezas de teatro.

George Sand “no dejó de protestar contra el poder infundado y tan injusto a menudo del ’sexo barbado“.

En su vida como en su obra, la liberación de las mujeres es una idea constante, que fue, para muchas francesas y europeas, “un mensaje y un acicate (…) Más allá de las fronteras, su obra fue una referencia para numerosos movimientos de emancipación de los pueblos y ejerció una influencia reconocida en los más grandes escritores: Feodor Mikhaïllovitch Dostoyevski, Henry James, Margaret Fuller o Walt Whitman.

VIRGINIA WOLF

Ya que hablamos de la palabra como premisa, de que lo femenino nos habita en este hábito y se realiza en el acto de narrar historias y conservarlas a través de las palabras, uno de los espejos dónde mirarnos que no puedo omitir es el de Virginia Wolf, mujer de palabras que fue una escritora y editora británica destacada.

Virginia Wolf…

Inicialmente se dedicó a trabajar ensayo y crítica literaria, luego y escribió su primera novela, Fin de viaje, en 1915. Durante el período de entreguerras, se convirtió en una importante figura de la sociedad literaria londinense y formó juntó con su marido una agrupación de escritores poco conocidos hasta entonces con el objetivo de facilitar la publicación de sus obras conocido como el Grupo de Bloomsbury.

*Las novelas más conocidas de Virginia Wolf son La señora Dalloway (1925), de la que recientemente se hizo una película con Meryl Streep, Nicole Kidman y Julianne Moore, que se llamó LAS HORAS. También Al faro (1927) y Orlando (1928).

V. W. Fue redescubierta durante la década de 1970, gracias a su ensayo Una habitación propia, uno de los textos más citados del movimiento feminista, que expone las dificultades de las mujeres para consagrarse a la escritura en un mundo dominado por los hombres.

Y aquí surge una pregunta interesante: ¿los hombres que se dedican a la escritura, lo hacen porque tienen desarrollado el hemisferio izquierdo del cerebro, el hemisferio femenino?

Salman Rushdie (Novelista Premio Nóbel de literatura) dijo que todo lo que habia escrito en sus novelas se lo habian contado las mujeres, las mujeres son las contadoras de historias, las que se permiten la necesidad de contar su historia y contar las historias de otros.

Todas estas mujeres europeas, permitieron un cambio y un lugar para la mujer en el mundo, unas porque en el desarrollo de su profesión o arte demostraron ser tan capaces y competitivas que los varones, otras porque aunque no lo lograron, si generaron conciencia a partir de la vida que les tocó enfrentar y en las que millones de mujeres se vieron y se siguen viendo reflejadas, y algunas como Simone de Beauvoir, porque hicieron un amplio estudio acerca de la mujer  desde la psicología, la historia, la antropología, la biología, la reproducción y las relaciones afectivo-sexuales publicado con el nombre de  El Segundo Sexo escrito en 1949. En él, la teoría principal que sostiene Beauvoir es que “la mujer”, o más bien lo que entendemos por mujer (inocente, abnegada, responsable, hermosa, comprensiva, laboriosa, fértil, trabajadora, limpia, sensual, sumisa, cachonda, servicial, hacendosa, etc.) es un producto cultural que se ha construido socialmente.

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La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto de algo: como madre, esposa, hija, hermana, amante… Así pues, la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios. Muchas de las características que presentamos las mujeres no vienen dadas de su genética, sino de cómo hemos sido educadas y socializadas. La frase que resume esta teoría es muy célebre: “No se nace mujer, se llega a serlo”. Y si no se nace mujer, lo que entendemos como “lo femenino” ¿es sólo el agregado cultural que cargamos hombres y mujeres respecto de?.

Desfilan en este ensayo EL SEGUNDO SEXO la madre, la prostituta, la lesbiana, la narcisista, la enamorada, la mística…El propósito o hilo de conducción es destacar todo lo que en las diferentes circunstancias lleva a creer en la inferioridad de la mujer y en los efectos que la internalización de esta creencia promueve en lo que concierne a sus elecciones vitales; contraer matrimonio, abandonar una carrera antes emprendida, tener un bebé en la adolescencia, mantenerse virgen hasta el matrimonio, etc. Por otro lado se explica que, en un mundo en el que predominase la igualdad de los sexos, tanto hombres como mujeres estarían contribuyendo a la propia liberación de su género. Ya que si la mujer tuviese claramente definidos sus propios objetivos, el centro de la vida se focalizaría menos sobre el hombre y ante el hecho de una menor constricción éste obtendría –paradójicamente- una mayor libertad. Pero sobre todo para el tema que aquí nos ocupa, creo que habría que reconocer todos los epítetos y adjetivos que nos han sido impuestos para poder despojarnos de ellos, y una vez el lienzo en blanco, poder buscar qué es verdaderamente, lo femenino.

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Estas fueron algunas de las mujeres-espejo que en materia de intelectualidad o arte, nos abrieron camino en el mundo y gracias a ellas, a su influencia, el mundo de las mujeres mexicanas también se abrió.

MUJERES MEXICANAS EN EL ARTE Y LA CULTURA

MA. ANTONIETA RIVAS MERCADO

Funda el Teatro Ulises, formó y financió el patronato para la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Carlos Chávez. Se convirtió en mecenas de proyectos culturales, artistas y personajes como Andrés Henestrosa, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Gilberto Owen, Celestino Gorostiza, Roberto Montenegro, Julio Castellanos, y el pintor Manuel Rodriguez Lozano, es como si nuevamente se repitiera la historia de Alma Mahler, una mujer que logra sacar de los hombres con quienes convive, lo mejor de sí mismos hasta que los ve convertirse en figuras importantes dentro del arte y las letras. Sin embargo ésos mismos hombres no lograron entender su exquisita sensibilidad hasta el día que ocurre su suicidio en Notre Dame, París en 1931.

*Obras completas de Antonieta Rivas Mercado, compilación de Luis Mario Schneider, que incluye el diario de la escritora.

Ma. Antonieta; literata, periodista, pensadora, dramaturga y de las iniciadoras del feminismo mexicano en la primera mitad del Siglo XX, dónde aparecen importantes figuras como Lola Cueto en los títeres, Angelina Beloff (primera esposa de Diego Rivera) en la plástica y posteriormente, al igual que  Virginia Ruano, con la publicación de libros dedicados al  arte de los muñecos.

 

ANGELINA BELOFF

Si hipotéticamente dijéramos que existe una cualidad particular – subjetivamente hablando- que la mujer cumple cabalmente, es muy probable que todos aquí coincidiéramos en que ésta cualidad o condición es su fiel lealtad a sus principios, convicciones o valores en los que cree y esto incluye al hombre que elige en su vida para ser su compañero, ya sea por un condicionamiento social o cultural, la mujer se conduce de ésta manera quizá por que eso es lo que se espera de ella, pero también porque forma parte de la propia expectativa que ella tiene de sí misma, de lo que espera que ella haga, así podríamos entender el actuar de Angelina Beloff, en los primeros años de su relación con Diego Rivera. A pesar de no ser la relación más conocida de Diego como lo fue Frida Khalo, resulta ser para Diego la más importante al paso de los años y la relación que le da un hijo y 12 años de convivencia. Se conocen en Bruselas y contraen matrimonio dos años después, su vida junto a él, y aun después, fue muy penosa. El mismo Diego en una oportunidad manifestó: “Angelina me dio todo lo que una mujer puede brindar a un hombre. En cambio, ella recibió de mí, toda la miseria que un hombre puede infligir a una mujer”.

*Uno puede encontrar mucho más acerca de ésta tormentosa relación en el libro Querido Diego, te abraza Quiela de Elena Poniatowska, que integra la correspondencia de Angelina Beloff con Diego Rivera.

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<Nuevamente aparece un común denominador en la vida de las artistas que aquí hemos intentado explorar, la permanencia junto a un hombre que las hostiga, las humilla, las mutila en su arte y en su persona, quizá sabiéndolas brillantes y talentosas, dónde como contraparte a su inseguridad aparece la violencia verbal, emocional, psicológica e incluso física>.

Diego Rivera abandona París en 1921. Once años después ella viaja a México. Angelina encuentra las fuerzas necesarias para seguir su carrera en éste país que quería como si fuera el suyo. Participa en la vida artística de la ciudad e ilustra libros para editoriales.

Su libro Muñecos animados es fundamental para la historia del títere en México.

LOLA CUETO

Corría el año de 1929, era la época en que se hablaba de adelanto técnico en los títeres. Se instituye un grupo formado por Angelina Beloff y por Germán y Lola Cueto, Graciela Amador, Fermín Revueltas, Ramón Alva dela Canaly Leopoldo Méndez entre otros, decide establecer un teatro de títeres.

Pronto se organizó una función especial en los talleres de Mixcalco 12, la casa de Lola Cueto, para Narciso Bassols, Srio. de Educación, para Carlos Chávez, director del Departamento de Bellas Artes.

Fue la voz de Silvestre Revueltas la que quizá sintetizara mejor el espíritu que prevalecía hacia los títeres por aquellos años:

“El teatro para niños como intentan llevarlo a cabo Graciela Amador, Lola y Germán Cueto y sus colaboradores, es de gran trascendencia educativa. Se habla a los niños en su lenguaje propio, de cosas conocidas y al mismo tiempo nuevas por su presentación y propósito”.

De Lola Cueto poco se sabe públicamente, acerca de su lucha como mujer para ocupar el importante lugar que tuvo, y de su visión de “lo femenino” en su arte, no solamente como dramaturga creadora de la obra que dio nombre al grupo El Nahual, sino como titiritera.

Mireya Cueto heredera de ésta noble tradición de mujeres titiriteras narra en la revista Máscara Año 10 No. 26-30  Editada por  Escenología, A.C., el estupor del público rural a la llegada de los títeres, la solemnidad con la que asistían y el impacto final causado en la audiencia, esto nos puede dar una idea del alcance y repercusión que tuvieron los títeres en ésa época en que muchas mujeres tomaron la estafeta.

VIRGINIA RUANO

 Aparece en 1946 en la escena nacional cuando prácticamente la época de oro del títere ha terminado.  Maestra de educación primaria, Psicóloga educativa, Titiritera y maestra de teatro de títeres tipo guiñol en su elaboración, manipulación y aplicación en la docencia, con amplia experiencia en la promoción, desarrollo y vinculación del teatro de títeres con la educación y la formación humana, es una mujer  cuya vida ha estado vinculada a la formación y capacitación en la aplicación del teatro de títeres y la psicopedagogía en la labor educativa a profesores de preescolar, primaria, secundaria, preparatoria, educación superior y enseñanza especial a través de diversos programas de instancias gubernamentales.

Virginia Ruano, nacida en una época en que para la mujer estaban vetados todavía la mayoría de los caminos logra ser Presidenta de la Unión Mexicanade Titiriteros, A.C.-UMTAC  en 1982, Socio activo en la UNIMA Méxicoy UNIMA Internacional, y de los Puppeters of America, USA, además de Directora del grupo de títeres guiñol “Amaranto” (la semilla de la alegría).

ROSARIO CASTELLANOS 

Poeta, novelista y diplomática Rosario Castellanos es creadora de una obra incendiaria y controvertida El Eterno Femenino (1973), quien como promotora cultural laboró en el Instituto de Ciencias y Artes de Tuxtla Gutiérrez y dirigió el Teatro Guiñol del Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil auspiciado por Instituto Nacional Indigenista. Colaboró en la Universidad Nacional Autónoma de México trabajando como Directora General de Información y Prensa de 1960 a 1966 y fue profesora enla Facultad de Filosofía y Letras.

Sus últimos años los dedicó al servicio exterior. Llama la atención por decir lo menos que cuando funge como Embajadora de México en Israel en 1971, muere en circunstancias extrañas.

LUZ ANGELICA COLIN “LA CONTADORA DE HISTORIAS”

La masa de que estoy hecha fue moldeada principalmente por mujeres, tanto de aquellas que allanaron mi camino, como de aquellas que poniendo obstáculos en mi formación como artista, me hicieron más fuerte y determinada. Cuando decidí estudiar teatro y música enla Nacionalde Música la ciudad de México, hubo rechazo en mi familia.

Sin oponerse abiertamente todavía, mi madre me  asignaba una serie de tareas para evitar que pasara la tarde íntegra estudiando música, canto y teatro. Viniendo de una familia conservadora y habiendo estudiado en escuela de monjas, era de esperarse una reacción así. Decía que una niña de buena familia se debía a su casa y a sus padres. Yo aún hoy día, no he logrado entender bien a bien lo que significa “deberse a su casa”, sin embargo, egresada de una escuela de monjas, puedo intuir que mucho tiene que ver con las costumbres conservadoras y castrantes que durante décadas enteras han sido impuestas a las mujeres, mucho más exacerbado en los ambientes religiosos más no exento en los ambientes laicos.

Un pasaje en la vida de Remedios Varo puede ilustrar perfectamente la idiosincrasia dominante y que imperó aún, a fines del siglo XX:

Doña Ignacia, madre de Remedios, envió a la niña a un colegio de monjas como era la costumbre cerrada de aquella época. No sólo se caracterizaba ésta por la rigidez de sus reglas, sino por el caudal de prejuicios que, apareados al histórico temor al pecado, fusionaba el catolicismo a supersticiones y actitudes intolerantes.

Se formaba entonces a la niñas con moralismo tan abyecto que no les quedaba sino plegarse a la derrota o convertirse en transgresoras sin expiación. De poder innegable sobre todo para quienes han padecido tales ambientes sombríos, enemigos de la sensualidad, del placer y de cuánto representa la libertad, amor por el arte y la vida, a las monjas hay que agregarles una insondable ignorancia, ostentada como galardón de virtud y religiosidad.

Nada más contrario al impulso apasionado de aquella niña que su empecinada tarea de demolición psicológica.  Es poco común sumar egresadas notables de tales modelos de vida. Cuanto vigilan en modales estas portadoras de la frustración castigan en capacidad crítica y, expertas en domeñar voluntades, administran los miedos con resignación en vez de desarrollar la capacidad de pensar.

De ahí el mérito de niñas como Remedios Varo que pueden librar obstáculos y consumar su vigorosa individualidad.

Siendo yo mujer, y viniendo de una familia religiosa (en el sentido en que lo entendía la familia de Remedios Varo) mi madre se contrapuso rotundamente a que estudiara teatro.

Soy una mujer índigo aunque en mi infancia las niñas como yo sólo recibieran el epíteto de niña rara. Como niña índigo fui desarrollando habilidades múltiples que si bien representaban una bendición también encerraban una gran dificultad a la hora de tomar decisiones sobre la vocación.

Por ello desarrollé a lo largo de mi vida dos carreras simultáneamente; la de comunicación en medios y la otra en la que englobo muchos oficios: El arte; el arte de escribir, de cantar, de hacer música, de actuar, de titerear, de bailar. En muchas ocasiones enfrente un dilema a la hora de elegir cual de ellas estudiaría como carrera profesional, intentando que todas las otras pudieran complementar irse dando en el trayecto.

Por ello, enfrenté como mujer el riesgo de regresar ya tarde a casa procedente de clases de arte o bien de ensayos de teatro dónde incluso la última línea del Metro había cerrado y como no había para taxis, tenía que hacer el trayecto caminando.

Mi vida artística siempre estuvo rodeada de mujeres mucho más que de hombres; algunas famosas e importantes figuras del teatro y la televisión mexicana y otras, importantes por cuánto dejaron en mí de valía: La gran maestra del teatro nacional Lola Bravo  -mi mentora-, Rosa Furman –compañera, amiga y mancuerna de teatro por más de una década-, Rita Macedo, Julissa, Beatriz Sheridan, Irene Sabido, Julia Ruisánchez; mujeres duras, hieráticas y herméticas cuyas vidas fueron cruzadas por la fama pero cuyo interior se traducía como un conflicto permanente en su relación con la vida. Luego serían importantes en mi formación como dramaturga Suzanne Lebeau y Maribel Carrasco. Cuando conocí a Graciela Orozco me conecté con las producciones de Telesecundaria y pronto me encomendaron hacer los guiones, estos fueron mis primeros encuentros profesionales con la palabra escrita.

Después vendrían muchos otros proyectos teatrales y televisivos en la gran megalópolis que no viene al caso mencionar excepto que de mi relación con Televisa por más de 5 años como diseñadora de vestuario, continuista, coordinadora de producción, actriz, etc., etc.-,recuerdo una de esas en que después de acudir a muchos cócteles de prensa, estrenos y galas, dónde reinaba el glamour y el artificio, la sonrisa prestada y el abrazo por compromiso, me quedé sentada en una de las bancas del lobby de los entonces Televiteatros y desde ése lugar pude observar como en una película a la gente que me rodeaba, armiños, boas de a de veras y de plumas enredadas en los cuellos, astrakán, brillantes o brillosos cuando menos, y entonces sentí un vacío total, la vacuidad de la vida se me vino de golpe y aunque no sabía bien a bien que me sucedía, entendí que algo de ése camino no concordaba conmigo. Más tarde, cuando pasé más de 10 meses fuera de mi departamento, grabando primero con Senda de Gloria en Tlaxcala y Córdoba y luego con La Indomable en Tapijulapa, Villahermosa y Boca de Río pude ver camarógrafos, actrices-actores y quimeras, quemar su última lucecita perdidos en el alcohol, uno de ellos con delirium trémens en búsqueda de su alma y de una razón para sus vidas. Al regreso de éstas experiencias el vacío total me quemó y un desasosiego lastimoso ocupó mi ánimo las semanas siguientes. Un domingo después de comprar el Tiempo Libre mi compañero Jesús y yo vimos que en Casa de Lago en Chapultepec habría función de títeres, algo nos llamó poderosamente para estar ahí, no era obra de la casualidad estaba escrito en algún lugar. Ya había yo tenido oportunidad de actuar con títeres, de fabricar títeres con un discípulo de Mireya Cueto, sin embargo, esto era diferente. Llegamos a Casa del Lago mucho antes de que comenzara la función, así que tuvimos la mágica oportunidad de ver como era instalado un teatrino de gran formato, después nos enteraríamos que era réplica del que se usó durante la época de oro de los títeres y las campañas alfabetizadoras de Vasconcelos. Quedamos maravillados cuando después de colocar el último telón, aquello ascendió como si un mecanismo eléctrico invisible lo moviera de manera simétrica por sus cuatro costados. Durante la función nos mantuvimos absortos y asombrados al ver la forma en que era “dibujado” el movimiento de los guiñoles que ahí se presentaban, después sabríamos que “dibujado” era el término que el maestro Lago daba al arte de saber mover los muñecos con maestría. Terminó la función y comenzamos a ver como todo volvía a las maletas. Observamos un viejo tocadiscos de los que usaban tapa y que eran capaces de reproducir discos hasta en 78 revoluciones por minuto, nos volteamos a ver Jesús y yo asombrados, trabajábamos hacia tiempo en emisoras de radio como productores y sabíamos lo difícil que era tener la pericia para colocar un disco sobre el tornamesa en un estudio, no imaginábamos como lo lograban en medio de una función dónde no hay posibilidad de repetir y borrar el menor error. Luego vimos a una niña que no sobrepasaba los 6 años, era la hija de la titiritera y quien se encargaba poner los discos, que no era uno sino varios. El hombre mayor, de cabello totalmente blanco y mirada dulce, nos permitió acercarnos, preguntamos como si fuéramos gatos picados por la curiosidad por cuánta cosa llamaba nuestra atención. Un viejo vocho se encontraba estacionado detrás del tinglado, y palos, maletas y manipuladores cupieron después de los amarres pertinentes. Se trataba nada menos que de Pepe Díaz Núñez, Títí Díaz y su hija, nombres que para nosotros neófitos en la materia, no significaron gran cosa. Cuando el maestro nos invitó a su casa a conocer su familia de títeres y con la sonrisa de un Gepetto nos abrió sus conocimientos y su corazón, el enamoramiento con éstos seres diminutos y mágicos fue total y pude saber que había encontrado la razón de mi vida. Ellos son honestos, auténticos, libres de fórmulas sociales, no conocen la hipocresía ni se llenan de ego, de hecho, como actriz, tuve que vaciarme aún más de todo lo que traía de artificio, para prestar mi voz y mi cuerpo a quien si era visto en escena mientras yo permanecía en el anonimato, pues en los primeros montajes, sentíamos que solamente los muñecos tenían el derecho de salir a dar las gracias pues habían cumplido con el público.

El maestro Pepe nos prestó los planos de su teatrino, supervisó la construcción del nuestro, y dado que en ese momento la sede de nuestro grupo que se había dedicado al teatro se trasladaba a la provincia, nos siguió a Querétaro y allá continuó su asesoría. Huelga decir que jamás nos cobró un centavo, que lo más que recibió de nosotros en lo material fueron alimentos y pasajes, y su generosidad alcanzó para ayudarnos a diseñar nuestros primeros muñecos.

Después de vivir con el ego televisa, de conocer actrices imposibles de tratar por arrastrar un “nombre”, de encontrarme con tanto egoísmo y con tanto celo en la profesión, hallar a éste Gepetto contemporáneo fue un oasis, un acicate para una pasión por la vida verdaderamente auténtica, y un crisol de esperanza de que las cosas entre gente de un mismo gremio, si pueden ser solidarias y auténticamente amorosas. Es por ello que a nuestro Museo Itinerante del títere en su honor, le pusimos su nombre. Tití Díaz después de que el maestro Pepe falleciera, nos hizo el honor de acudir al Jardín del Arte junto con Miguel Castillo (periodista, titiritero y amigo de Villafañe) a develar la placa por los 10 años de funciones de La Pastorela de Tepotzotlán con títeres. Aún en esa ocasión, no dejó de ser nuestra maestra como su padre lo había sido. Nos dio sugerencias, apuntalo datos sobre el teatrino y formas de mejorar los mecanismos de sujeción de las escenografías enseñándonos como era posible hacer hasta 10 cambios de telones en una función. Les dije que estaba llena de mujeres mi vida, Tití no es una más, es la heredera de una larga tradición de titiriteros, más aún, es parte de la dinastía de gente que entrega el alma y el corazón en este oficio, quien ocupa un importante lugar aquí dentro.

En mi historia de 25 años como titiritera que cumplo justo este año, la negativa de mi madre resultó una bendición que forjó mi carácter. Fue en el Foro de la Cía.de Shakespeare en el mes Julio de 1983, fue bajo la dirección de Jesús García Ramón, fue la obra de Mario Benedetti Ida y Vuelta, fue Gladys mi personaje, fue un títere de mando tallado en madera por un escultor cuyas formas eran tan perfectas que resultaba siniestro el desdoblamiento entre el personaje y la actriz, fue como la habilidad con la voz luego con las palabras, a los títeres  yo no los busqué, siempre me salieron al encuentro de Ida y vuelta, hasta que se aseguraron que me había enamorado y nunca más podría dejarlos. Entonces cómo Sherezada y seguramente rescatando a la cuenta cuentos que desde niña habitó en mi,  me convertí en una contadora de historias para rescatar mi alma, para avivar mi pasión por la vida, para hacer uso con plena conciencia de “lo femenino”, en el rescate de la palabra.

En los tiempos actuales, dónde el mito de Sheherezada no ha muerto, las nuevas Sheherezadas han surgido y seguirán surgiendo, ya no como esclavas o musas inspiradoras de hombres creativos o genios como ocurrió durante muchos siglos, sino como gestoras, creadoras, imaginativas narradoras, compañeras de juego frente a la vida, pero Sheherezadas al fin en su cabal plenitud;

Inventoras de su propio entorno, seductoras de risa franca frente a los detalles nimios de la vida, generadoras de ternura más no por antonomasia sino porque gustan darse de ese regalo, fuertes porque han cumplido muchas noches, muchos vientos y muchas batallas, sabias por que el camino andado no ha sido corto, y porque desde la inquisición en que se persiguió a la mujer conocedora, alquimista, científica y literata llamándola “bruja”,aprendió a sublimar su química bajo el crisol  del fuego acrecentando su férrea necedad de ser, y sin embargo nunca dejó de ser Sheherezada, seduciendo y encantando con la palabra bajo todas las formas concebidas e imposibles.

Como Sheherezada dijera una noche, la historia no termina aquí, me resta contarles la parte más emocionante del cuento, la historia de cada titiritera, de cada artista mexicana importante que nos antecedió y abrió el camino que tenemos hoy, la historia de cada mujer que hoy la escribe cada vez que se hunde a completar los sueños dentro de su taller, cada vez que se sube al escenario y se convierte en una contadora de historias, pero yo también como ella, lo dejo aquí para mejor ocasión, pero mientras eso sucede me permito dejarles su voz…

Alf Layla wa-Layla” esperando que algo pase, mil y una noches implorando su benevolencia, mil y una noche dejando crecer su voz para esconderla en su pelo cascada de ideas, mil y una noches reinventando Shahriares, mil y una noche seduciendo con el movimiento, con el aire, con el aroma, con un gesto, con el poder seductor de la palabra…”

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DATOS CURIOSOS:

Sobre la edición de Las mil y una noches, la primera versión europea (y la primera edición impresa) fue una traducción al francés (17041717) de Antoine Galland de una compilación anterior que fue escrita en árabe. Este libro, Les Mille et une nuits, contes árabes traduits en français (en 12 volúmenes) probablemente incluía relatos que conocía el traductor pero que no estaban incluidos en la compilación árabe. La compilación árabe Alf Layla (Mil noches), originadas cerca del 850, fue probablemente traducida a su vez de una versión anterior persa llamada Hazar Afsanah (Mil leyendas) pero quizá se originó en la India. El nombre actual Alf Layla wa-Layla (literalmente “Mil noches y una noche”, es decir “1001 noches”) parece haber aparecido en la Edad Media y expresa la idea de un número transfinito ya que 1000 representa la infinidad conceptual entre los grupos matemáticos árabes. La leyenda dice que aquel que lea la colección entera se volverá loco.

La obra se compone de una colección de relatos que se piensa son tradicionales de Persia, Arabia y la India. Algunos elementos aparecen también en la Odisea.

Quizá la traducción más conocida por los angloparlantes es la de Richard Francis Burton, publicada bajo el título de The Book of the Thousand Nights and a Night (Libro de las Mil Noches y una Noche). A diferencia de otras ediciones, su traducción de 16 volúmenes no fue expurgada. A pesar de haber sido publicada en la Era Victoriana, contenía todos los matices eróticos del material original. Las versiones más recientes y más legibles son las del doctor francés Joseph-Charles Mardrus, traducida al inglés por Powys Mathers, y, particularmente una importante edición basada en el manuscrito sirio del siglo XIV en la Bibliotheque Nationale, compilado en árabe por Muhsin Mahde y traducido al inglés por Husain Haddawy, considerada la más precisa y elegante de todas hasta la fecha.

Las dos fundamentales ediciones españolas son la que tradujo y editó Vicente Blasco Ibáñez (Editorial Prometeo) de la edición francesa de Joseph-Charles Mardrus (1889) y la de Rafael Cansinos Asséns (1954), que tradujo directamente del árabe. Hay un libro de estructura similar a El libro de las mil y una noches: El manuscrito encontrado en Zaragoza, de Jan Potocki, un noble polaco de finales del siglo XVIII que viajó a Oriente en busca de una copia original del Libro de las mil y una noches pero nunca lo encontró. Después de regresar a Europa, escribió su obra maestra, un libro con varios niveles de narración.

En 2001 René R. Khawam publicó una traducción novedosa en la que suprime relatos que considera ajenos a la tradición primitiva (algunos muy conocidos como el ciclo de Simbad), recupera algunos que fueron descartados y presenta otros recuperados.

Esta entrada fue publicada el Miércoles, 26 de septiembre de 2012 a las 16:55 pm y está archivada en la categoría Ponencias. Puedes seguir los comentarios de esta entrada a través de la sindicación RSS 2.0 . Puedes dejar un comentario, o un enlace desde tu propio sitio.

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